martes, 11 de julio de 2017

VPH (virus del papiloma humano)
La infección por el virus del papiloma humano (VPH) es la enfermedad de transmisión sexual (ETS) más prevalente en el mundo. Conoce los problemas de salud que puede provocar, y la mejor forma de prevenirlos y tratarlos.
Escrito por Marta Talise, Licenciada en medicina y análisis clínico




 La infección por el virus del papiloma humano (VPH) constituye actualmente la enfermedad de transmisión sexual (ETS) más prevalente en el mundo. Esta infección es causada por más de 150 tipos de virus, y sus síntomas principales son la aparición de verrugas en las manos, los pies y los genitales, donde se las conoce también con el nombre de condiloma acuminado.
El VPH fue descrito por primera vez en el año 1935 por el Dr Francis Peyton Rous, quien había demostrado la existencia de un virus con poder oncogénico (es decir, capaz de inducir la formación de tumores) que causaba cáncer en la piel de los conejos, y cuya descripción coincidía con el papilomavirus.
VPH y cáncer: virus de alto y bajo riesgo
Se utilizan los términos de virus de alto o bajo riesgo para clasificar a los diversos serotipos de papilomavirus según la mayor o menor capacidad que tienen de provocar la transformación maligna de las células que infectan, degenerando en una neoplasia o cáncer.
La actividad transformadora del virus se debe a la acción de dos proteínas constitutivas llamadas oncoproteínas E6 y E7, que interactúan con una gran variedad de receptores que participan en diversos procesos biológicos, como la muerte celular programada o apoptosis, y la división, proliferación y diferenciación celular, entre otros.
Los serotipos de virus de papiloma humano de alto riesgo incluyen el 16 y el 18, que causan aproximadamente el 70% de los cánceres cervicales. Otros virus de alto riesgo son 31, 33, 35, 39, 45, 51, 52, 56, 58, 59, 68, 73 y 82.
Los serotipos considerados de bajo riesgo son los papilomavirus 6 y 11, que causan alrededor del 90% de las verrugas genitales, que rara vez se convierten en cáncer. Las verrugas genitales pueden parecer protuberancias o crecimientos que a veces tienen forma de coliflor. Pueden aparecer semanas o meses después de la exposición a una pareja sexual infectada.
Causas y formas de transmisión del VPH
 El virus del papiloma humano pertenece a una familia de virus llamada Papillomaviridae, cuyo único género es el papillomavirus; se trata de virus de ácido ácido (ADN) de doble cadena, que infectan de forma preferencial a las células de la piel y el epitelio de las mucosas (genitales, ano, boca o vías respiratorias).
De los 100 tipos de papilomavirus conocidos, unos sesenta tipos producen verrugas en áreas tales como las manos o los pies, y se transmiten persona a persona por contacto directo con estas lesiones. Los otros tipos de virus, alrededor de cuarenta serotipos, se transmiten sexualmente, presentando afinidad por las membranas mucosas del cuerpo, como las capas húmedas alrededor de las zonas anal y genital.
En resumen, la infección por el papilomavirus puede transmitirse por contacto con la piel de genitales externos infectados, las membranas mucosas o fluidos corporales, y a través del coito y del sexo oral.
Entre los factores que aumentan el riesgo de infectarse con una enfermedad de transmisión sexual como el papilomavirus encontramos:
  • Tener múltiples parejas sexuales.
  • Tener alto riesgo social por mantener relaciones con parejas promiscuas.
  • Mantener contacto sexual sin protección o sin utilizar condones. Sin embargo, hay que aclarar que el papilomavirus puede infectar la piel que normalmente no está cubierta por el condón, por lo que el uso del mismo no protege al cien por cien. Además, muchas personas son portadores asintomáticos, por lo que la pareja sexual no puede darse cuenta del riesgo de propagación del virus.
  • Tener un sistema inmunológico deprimido.

VPH en la mujer: síntomas y enfermedades asociadas
 El VPH puede no manifestar síntomas y, en muchas personas, no llega a causar problemas de salud, sino que el virus es eliminado por el sistema inmune del organismo. Sin embargo, cuando la infección por VPH no se cura, y dependiendo del tipo de virus involucrado (tal y como explicamos en el apartado anterior), puede provocar desde verrugas genitales, hasta enfermedades graves, como diversos tipos de cáncer. 


A continuación se describen los síntomas y la evolución de estas patologías en ambos sexos.
En las mujeres, el papilomavirus puede provocar la aparición de verrugas genitales, que pueden ser de diversos tamaños –planas o elevadas–, y que el médico puede observar a simple vista. Si no se sigue ningún tratamiento, con el tiempo estas verrugas pueden desaparecer, permanecer inalterables, o crecer y multiplicarse.
Cáncer de cérvix o de cuello uterino
La evolución del cáncer de cuello de útero supone el desarrollo progresivo de varias etapas. Primero las células epiteliales del cuello uterino presentan ciertas anormalidades histológicas conocidas como neoplasia intraepitelial cervical (NIC) o, lo que es lo mismo, displasia leve; luego ocurre la displasia moderada; en tercer lugar, ocurre la displasia severa o carcinoma in situ y, finalmente, un cáncer invasor.
Varios estudios epidemiológicos han demostrado que aproximadamente el 85% de las displasias severas presentan el ADN del papilomavirus, y el 100% de los cánceres invasores de cérvix presentan el virus.
Fases de la Infección
  • Infección latente: el papilomavirus se encuentra infectando las células o tejidos, los cuales son aún aparentemente normales y el paciente carece de manifestaciones clínicas; aun así el virus está presente y solo puede ser detectado mediante técnicas de biología molecular como la reacción en cadena de la polimerasa (PCR).
  • Infección subclínica: el papilomavirus ha causado pequeños cambios microscópicos en las células epiteliales del cuello uterino o cérvix; esto se conoce como cambios coilocíticos o displasia, que se pueden evidenciar en las citologías de rutina o en una biopsia del tejido afectado. En esta fase de la infección la presencia del virus se puede detectar también macroscópicamente en un examen ginecológico de rutina mediante el empleo de una solución con yodo o con ácido acético; si se observan cambios de coloración es altamente probable la presencia de una lesión premaligna.
  • Infección clínica: caracterizada por la presencia de tumores malignos; el virus es capaz de multiplicarse rápidamente, pudiendo causar infección de otros tejidos vecinos.
Cáncer de vulva
El cáncer de vulva es una entidad poco frecuente, que constituye el 4% de cáncer ginecológico. Se caracteriza por la formación de células tumorales en los tejidos de la vulva, generalmente en los labios mayores. La infección por papilomavirus y la edad avanzada aumentan el riesgo de sufrir esta enfermedad.
Entre los signos y síntomas del cáncer de vulva destaca la presencia de una lesión tipo nódulo o úlcera, prurito o escozor, irritación, sangrado, e hipersensibilidad en el área vulvar; así mismo pueden presentarse síntomas más característicos de las infecciones urinarias bajas, como la disuria
Cáncer de vagina
El principal tipo histológico de cáncer de vagina que está relacionado con la infección persistente por el papilomavirus es el carcinoma de células escamosas; se ha reportado que el virus es el responsable del 70% de los casos. Este tipo de cáncer es más frecuente en mujeres hispanoamericanas, de raza negra, y en mayores de 60 años.
Al inicio de la enfermedad las pacientes se encuentran asintomáticas, pero a medida que avanza suele presentarse sangrado vaginal intermenstrual, especialmente tras el coito. El síntoma más frecuente que presentan las pacientes con cáncer de vagina es, pues, el sangrado, que puede aparecer tras el coito, entre reglas, antes de la pubertad, o después de la menopausia. Otros síntomas, que se manifiestan también en otro tipo de patologías, por lo que no son tan específicos, son: dificultad o dolor para orinar, y dolor durante el coito o en la región pélvica.

VPH en el hombre: síntomas y enfermedades asociadas
 Aunque la mayoría de los hombres infectados con el virus del papiloma no presenta síntomas, el VPH también puede causar verrugas genitales en los hombres, al igual que en las mujeres. Las verrugas pueden ser únicas o múltiples y tener diversas formas: de coliflor, con relieve o planas, y suelen aparecer alrededor del ano, en el pene, en la piel que cubre los testículos (escroto), en la región inguinal, en los glúteos, o en los muslos. Las lesiones pueden aparecer en un tiempo que va desde semanas a meses después del contacto sexual con la persona infectada.


Es importante que los hombres entiendan cómo reducir los riesgos de infección por este virus, ya que puede aumentar el riesgo de contraer cáncer genital, aunque esto no sea lo más frecuente.
Cáncer anal y cáncer de pene
Se han descrito en la literatura cerca de treinta serotipos de papilomavirus asociados al cáncer anal y cáncer de pene, aunque son patologías poco frecuentes en hombres inmunocompetentes. La Sociedad Americana del Cáncer estima que para el año 2012 alrededor de 1.570 hombres en los Estados Unidos serán diagnosticadas de cáncer de pene y unos 2.250 hombres podrían ser diagnosticados de cáncer anal. El riesgo de padecer cáncer anal es aproximadamente 17 veces mayor en los hombres homosexuales y bisexuales sexualmente activos, que en los hombres que tienen relaciones sexuales sólo con mujeres. Así mismo, los hombres con infección por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) también están en mayor riesgo de contraer este tipo de cáncer.
Los otros serotipos de papilomavirus rara vez causan cáncer en los hombres, produciendo únicamente verrugas genitales, cuyo diagnostico debe ser realizado por el médico especialista (urólogo), que debe comprobar visualmente el área genital del hombre, y posteriormente aplicar una solución de vinagre o ácido acético para ayudar a identificar la presencia del virus, pero la prueba no es 100% fiable, ya que a veces piel normal es erróneamente identificada como una verruga.
No está claro si los hombres que están infectados con papilomavirus en el pene son más propensos a tener cambios precancerosos o cancerosos que los hombres que no están infectados. Esta suposición surge por el poder de transformación oncogénica del virus, que induce cambios en las células.
Papilomavirus y cáncer orofaríngeo
Se estima que alrededor del 7% de los adultos en Estados Unidos tienen infección oral con papilomavirus, siendo el serotipo más frecuente en este caso el VPH 16, el mismo tipo que produce un porcentaje significativo de cáncer de cuello uterino. Estudios recientes pronostican que para el año 2020, habrá más casos de hombres con cáncer en la boca en relación con infección por papilomavirus, que casos de mujeres con cáncer de cuello uterino.
Hace escasos diez años se pensaba que el tabaco y el alcohol eran la causa principal de la mayoría de los casos de cáncer orofaríngeo (un tipo de cáncer en la boca, que afecta sobre todo a la base de la lengua y la parte posterior de la boca, incluyendo las amígdalas).
En un esfuerzo por comprender mejor el papel de la infección oral por papilomavirus y cómo afecta al riesgo de padecer cáncer de cabeza y cuello, el investigador norteamericano Dr. Gillison y su grupo, analizaron muestras de enjuague bucal de un grupo de personas con edades comprendidas entre los 14 y los 69 años durante el período 2009-2010.
Entre los hallazgos principales encontraron que el 10,1% de los hombres y el 3,6% de las mujeres tenían evidencia de infección oral por papilomavirus; que la infección oral por papilomavirus 16 fue aproximadamente tres veces más común en hombres que en mujeres; que la infección oral es menos común en personas sin antecedentes de contacto sexual; y que las personas con mayor número de parejas sexuales tendían a tener el mayor riesgo de infección oral por el virus.
 Diagnóstico de la infección por VPH
El diagnóstico de la infección por VPH (virus del papiloma humano) se realiza con las siguientes pruebas:
  • Examen macroscópico: comprende la observación directa de las verrugas genitales; se puede utilizar ácido acético, que tiñe de blanco las lesiones. Así mismo, se observa mediante colposcopia del cuello uterino y la vagina, previamente teñida con yodo o ácido acético.
  • Examen microscópico: observación de células sospechosas con cambios coilocíticos en citologías de cuello uterino y vagina en mujeres, usando la tinción de Papanicolaou. Se pueden tomar biopsias de lesiones sospechosas, o incluso de vegetaciones o verrugas genitales, tanto de hombres como de mujeres, y enviar las muestras a una sección de anatomía patológica para su análisis.
  • Detección directa del material genético del virus por técnicas de biología molecular, que amplifican el ADN del virus y permiten la identificación de los distintos serotipos.

Tratamiento de la infección por VPH
 El tratamiento de la infección por VPH (virus del papiloma humano) puede variar dependiendo de varios factores, entre los que se encuentra el tipo de lesión (verrugas, lesiones precancerosas o cancerosas), la localización anatómica de las lesiones, así como el numero de lesiones.
Tratamiento de las verrugas
El tratamiento de las verrugas originadas por VPH incluye:
  • Aplicación tópica de podofilina al 0.5% directamente sobre la verruga, que puede ser aplicada por el mismo paciente dos veces al día durante tres días consecutivos seguido de cuatro días de reposo, pudiendo repetir el ciclo hasta en cuatro oportunidades.
  • Aplicación tópica de Imiquimod al 5% (Aldara en crema sobre mono-dosis). Este fármaco inmunomodulador actúa activando las células del sistema inmunológico que atacan y destruyen al virus. Previo lavado con agua y jabón de la zona, el Imiquimod puede ser aplicado por el mismo paciente, una vez al día antes de dormir, tres veces por semana, por un período máximo de 16 semanas. Transcurridas entre seis y diez horas de acción, el medicamento debe ser retirado de la zona con abundante agua y jabón. Este tratamiento está contraindicado en el embarazo. Puede presentar ligero enrojecimiento de la zona y prurito, posible indicación de la actividad del sistema inmune.
  • Aplicación de ácido tricloroacético al 80-90%: esta sustancia es un ácido muy fuerte que solo debe ser aplicado de forma tópica con un aplicador en la zona de la lesión por un médico especialista, repitiendo el tratamiento una vez a la semana hasta eliminar la lesión.
Otras formas de eliminación de las verrugas que deben ser realizadas por médicos especialistas son la crioterapia con nitrógeno líquido, y la eliminación quirúrgica por electrocoagulación o mediante el uso de láser.
Tratamiento de lesiones precancerosas de cuello uterino
Sí una mujer con una lesión precancerosa por papilomavirus recibe el tratamiento adecuado a tiempo tiene una alta tasa de curación y supervivencia. El abordaje terapéutico de estas lesiones consiste en:
  • Crioterapia: se congela el tejido usando una sonda metálica que ha sido enfriada con óxido nitroso o dióxido de carbono que circula dentro de la sonda. Tiene una efectividad que va del 85 al 95%, y solo se emplea en el caso de lesiones pequeñas de aproximadamente 20 milímetros o menos y que no se extienden dentro del canal del cuello uterino.
  • Escisión electro-quirúrgica por asa: consiste en la eliminación del área afectada con un asa caliente como el bisturí, y requiere el uso de anestesia local. Tiene una efectividad del 95% para la eliminación de la lesión.
  • Conización en frío con bisturí: consiste en eliminar el tejido afectado con forma de cono del cuello uterino, utilizando para ello el bisturí. Aunque ya no es el tratamiento de elección para lesiones pre-cancerosas, todavía puede utilizarse en casos de lesiones que no pueden tratarse de otra forma, o cuando se sospecha de cáncer. Tiene una efectividad del 94%, requiere el uso de anestesia, y tiene como principal complicación el sangrado de la zona, así como el riesgo de estenosis (estrechez) del canal del cuello uterino.
Tratamiento de lesiones cancerosas por papilomavirus
En el caso de que a una persona se le haya diagnosticado algún tipo de cáncer asociado a la infección por papilomavirus, la conducta de los médicos especialistas dependerá de la localización de la lesión y del grado de extensión de la neoplasia. El tratamiento puede incluir procedimientos quirúrgicos, quimioterapia y radioterapia, entre otros.
Microinmunoterapia para tratar el VPH
La Microinmunoterapia es poco conocida entre los médicos sin embargo se está aplicando en el mundo desde hace aproximadamente unos 35 años con buenos resultados. Nace en 1967 cuando el Dr. Maurice Jenaer descubrió que cuando se administraban los ácidos Nucleicos (ADN y ARN) en proporciones altamente diluidas a pacientes con cáncer conseguían estimular su sistema inmunológico y el paciente mejoraba. Desde entonces se han realizado varias investigaciones y estudios que han hecho posible el desarrollo de un sistema terapéutico que se emplea en el tratamiento efectivo de cualquier enfermedad, simplemente cooperando con el sistema inmune.
El Dr. Diego Jacques, médico especializado en ginecología y obstetricia, medicina homeopática y medicina prenatal, ha demostrado, a través de una investigación, que el uso de dosis muy bajas de moléculas que son producidas por el sistema inmune como las interleukinas desde la 1 a la 17, así como interferón alfa, anti-HLA DR, y junto con otras sustancias como ciclosporina A, fragmentos ARN y ADN en dosis muy diluidas, contribuye a la mejora de la efectividad de la respuesta inmunitaria del organismo frente a la infección por VPH; a esta fórmula se le ha denominado 2L®PAPI.

Prevención de la infección por VPH: vacuna contra VPH
Para prevenir la infección por el VPH (virus del papiloma humano), además de limitar los factores de riesgo, como evitar la promiscuidad y las relaciones sexuales sin protección, los especialistas recomiendan la administración de la vacuna contra el VPH.
La primera vacuna desarrollada y comercializada para prevenir el cáncer de cuello uterino, las lesiones genitales precancerosas y las verrugas debidas al papilomavirus, está disponible desde el año 2006 bajo el nombre de Gardasil, que consiste en una suspensión inyectable de las proteínas L1 purificadas de cuatro serotipos del virus: 6, 11, 16 y 18.
Gardasil se administra a pacientes mujeres, con edades comprendidas entre 9 y 26 años, en tres dosis, dejando pasar dos meses entre la primera y la segunda dosis, y cuatro meses entre la segunda y la tercera. La vacuna se administra en forma de inyección intramuscular (inyección en un músculo), preferentemente en el brazo o el muslo.
La segunda vacuna está disponible desde el año 2009 y se llama Cervarix. Contiene una suspensión de la principal proteína antigénica que proviene de la cápside de los tipos oncogénicos 16 y 18, esta es la proteína L1. Cervarix es una vacuna indicada para la prevención de las enfermedades causadas por los virus oncogénicos 16 y 18: cáncer de cuello uterino, neoplasia cervical intraepitelial (NIC) 1 y 2, así como el adenocarcinoma in situ. Su uso está aprobado en mujeres con edades de 9 a 26 años. La inmunización con Cervarix se realiza mediante la aplicación de tres dosis de la vacuna por vía intramuscular en la región deltoidea del brazo a los 0, 1, y 6 meses.
En 2011, el comité norteamericano de vacunas y el Centro de Enfermedades Infecciosas de Atlanta (CDC-Atlanta) recomendaron la aplicación de la vacuna Gardasil frente al papilomavirus a pacientes varones con edades comprendidas entre los 11 y 21 años, extendiéndose la edad de vacunación hasta los 26 años en el caso de homosexuales y hombres con el sistema inmunológico deprimido.
En diciembre de 2014 la Organización Mundial de la Salud (OMS) presentó la nueva versión de la guía Control integral del cáncer cervicouterino - Guía de prácticas esenciales, en la que recomienda administrar a las niñas de entre 9 y 13 años dos dosis de la vacuna frente al papilomavirus porque esta pauta de vacunación resulta igual de eficaz que la de tres que se realizaba hasta esta fecha y, de este modo, se facilita la administración de la vacuna y se reduce su coste.

Preguntas frecuentes sobre la vacuna contra el VPH
 Resolvemos tus dudas acerca de las preguntas frecuentes sobre la vacuna contra el VPH:
¿Cómo actúa la vacuna frente al papilomavirus?
Todos los virus del papiloma tienen una cubierta o "cápside" formada por proteínas, entre ellas se encuentra la proteína L1. Estas proteínas se producen por técnicas de biotecnología o tecnología de ADN recombinante, siendo elaboradas por una levadura que ha recibido un gen (ADN) que le permite sintetizarla. Ambos tipos de vacuna contienen la proteína L1, la cual tiene poder antigénico, lo que significa que es capaz de inducir una respuesta inmunológica de protección frente al virus mediante la producción de anticuerpos. La vacuna contiene también un "adyuvante", un compuesto que contiene aluminio, para estimular mejor la respuesta del sistema inmune.
¿Cuánto tiempo protegen las vacunas contra el VPH?
Los científicos aun están trabajando para determinar cuánto tiempo se mantiene la protección frente al papilomavirus. Los primeros resultados sugieren que podría ser de más de cuatro años, pero no existen datos suficientes para afirmar que podría durar toda la vida. Es por ello que se están llevando a cabo estudios para conocer si serán necesarias dosis de refuerzo.
¿Es efectiva la vacuna en personas ya infectadas con papilomavirus?
Estudios recientes realizados con las vacunas Cervarix y Gardasil en mujeres infectadas han demostrado que la aplicación de la misma no fue efectiva para tratar las lesiones ya instaladas causadas por el virus. Sin embargo, podrían obtener un beneficio de protección inmune residual frente a los otros serotipos de virus incluidos en las vacunas.
¿Cuáles son los efectos secundarios de la vacuna contra el VPH?
En los estudios, los efectos secundarios más frecuentes observados en más de un paciente de cada diez han sido fiebre y reacciones en la zona donde se ha aplicado la inyección, como enrojecimiento, dolor e hinchazón. Otros efectos secundarios reportados con menos frecuencia son: pérdida de la conciencia, mareos, náuseas y dolor de cabeza.
Las vacunas no deben usarse en personas que sean hipersensibles o alérgicas al principio activo o a cualquiera de los demás componentes del medicamento. Si un paciente muestra signos de alergia tras una dosis de la vacuna, no debe recibir más dosis. La vacunación también deberá posponerse en las personas enfermas con fiebre alta.
¿Qué estudios se han realizado sobre las vacunas?
Los efectos de Gardasil y Cervarix se comprobaron primero en modelos experimentales antes de estudiarse en seres humanos. En los principales estudios realizados participaron más de 20.000 mujeres con edades comprendidas entre los 16 y lo 26 años, comparándose con un placebo (vacuna ficticia que no induce respuesta inmune). En los estudios se incluyeron mujeres que presentaban verrugas genitales, lesiones genitales, o crecimiento anómalo de células en relación con la infección por el papilomavirus.

Recomendaciones de la Asociación Americana de Pediatría para la aplicación de la vacuna contra el VPH

A continuación se detallan las recomendaciones de la Asociación Americana de Pediatría referentes a la administración de las vacunas contra el papilomavirus, actualizado en marzo de 2012:
  • Niñas entre los 11 y los 12 años deben ser inmunizadas de rutina con tres dosis, administradas intramuscularmente a los 0, 1 a 2 meses, y 6 meses. Las vacunas se pueden administrar a partir de los 9 años, a discreción del médico tratante. En diciembre de 2014, la OMS aconseja que la vacuna se administre en dos dosis, por considerar que esta pauta  es igual de efectiva que la anterior.
  • Niñas y mujeres entre los 13 y los 26 años de edad, que no han sido inmunizadas previamente, o que no han completado el esquema completo de vacunación, deberían completar las dosis.
  • Niños entre los 11 y 12 años deberían inmunizarse de rutina con tres dosis de Gardasil, administradas intramuscularmente a los 0, 1 a 2, y 6 meses. La vacuna se puede administrar a partir de los 9 años, a discreción del médico tratante.
  • Todos los niños y hombres entre los 13 y 21 años de edad, que no hayan sido inmunizados previamente o que no han completado el esquema completo de vacunación, deberían recibir la vacuna Gardasil.
  • Hombres entre los 22 y los 26 años de edad que no han sido inmunizados previamente o que no han completado las dosis pueden recibir la vacuna Gardasil. Modelos de costo-beneficio justifican recomendaciones más fuertes en este grupo etario.
  • Se deben realizar esfuerzos especiales para inmunizar a hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, hasta la edad de 26 años, que no han sido inmunizados previamente o que no han completado las dosis.
  • La actividad sexual previa no es una contraindicación para la inmunización contra VPH o para completar el esquema de dosis. Pacientes infectados con 1 serotipo de VPH todavía podrían obtener beneficio de protección contra alguno de los otros serotipos presentes en la vacuna. Pruebas para identificar exposición previa al VPH no son recomendables. La vacuna se puede administrar cuando una mujer presenta un examen de Papanicolaou anormal o equivocado. No se conoce ningún efecto terapéutico (como sí profiláctico) benéfico de la aplicación de la vacuna.
  • Personas infectadas con VIH de ambos sexos, desde los 9 hasta los 26 años de edad, que no han sido inmunizados previamente o que no han completado el esquema completo de vacunación, deben recibir o completar sus esquemas con Gardasil.
  • Las vacunas contra el VPH se pueden administrar concomitantemente con las demás vacunas del esquema de vacunación recomendado para cada país.
  • La vacuna contra el VPH se puede administrar en estas circunstancias especiales: a) Cuando un (a) paciente se encuentra inmunocomprometido (con defensas de su organismo bajas), ya sea por medicamentos o enfermedad. b) Cuando una paciente se encuentra dando lactancia.
  • La vacuna contra el VPH no se recomienda durante el embarazo. El médico debe informarse acerca de la posibilidad de embarazo en mujeres sexualmente activas, pero no se requiere una prueba de embarazo antes de iniciar el esquema de inmunización. Si una paciente que inició el esquema de vacunación se queda embarazada, las dosis subsiguientes deben posponerse hasta el término del embarazo. Es recomendado que las mujeres que se quedan embarazadas durante la aplicación del esquema sean reportadas a los registros que se han desarrollado para obtener los datos del resultado de la vacunación.
  • Debido a que la vacuna contra el VPH no previene la infección de todos los serotipos de alto riesgo, las recomendaciones del cribado para cáncer cervical (por ejemplo la prueba de Papanicolaou) deben continuar en mujeres que han recibido la vacuna contra el VPH.
  • La administración de la vacuna contra el VPH no debe modificar las recomendaciones actuales para el uso de métodos de barrera para la prevención de la infección por VPH y demás enfermedades de transmisión sexual. Como tampoco debe modificar las discusiones sobre las decisiones saludables de actividad sexual, incluyendo el uso de condón y la abstinencia.
  • La inmunización contra VPH de niños desde los nueve años de edad y mayores debería cubrirse por todos los seguros de salud públicos y privados.
Contraindicaciones: la vacuna Gardasil no debe aplicarse a personas con historia de hipersensibilidad inmediata a la levadura o a mujeres embarazadas.
Precauciones: la inmunización debería retrasarse en personas con enfermedad moderada o aguda. Dado que el síncope puede ocurrir en adolescentes después de administrarles la inyección y se ha reportado tras la vacunación contra VPH, él o la paciente que recibe la vacuna debería sentarse o permanecer acostado durante 15 minutos después de la administración de la dosis.

Fuente: American Academy of Pediatrics. HPV Vaccine Recommendations. COMMITTEE ON INFECTIOUS DISEASES (artículo original).





 


  

No hay comentarios:

Publicar un comentario