VPH (virus del
papiloma humano)
La infección por el
virus del papiloma humano (VPH) es la enfermedad de transmisión sexual (ETS)
más prevalente en el mundo. Conoce los problemas de salud que puede provocar, y
la mejor forma de prevenirlos y tratarlos.
Escrito por Marta
Talise, Licenciada en medicina y análisis clínico
La infección por el virus del papiloma humano (VPH) constituye actualmente la enfermedad de transmisión sexual (ETS) más prevalente en el mundo. Esta infección es causada por más de 150 tipos de virus, y sus síntomas principales son la aparición de verrugas en las manos, los pies y los genitales, donde se las conoce también con el nombre de condiloma acuminado.
El VPH fue descrito por primera vez en el año 1935 por el Dr
Francis Peyton Rous, quien había demostrado la existencia de un virus con poder
oncogénico (es decir, capaz de inducir la formación de tumores) que causaba
cáncer en la piel de los conejos, y cuya descripción coincidía con el
papilomavirus.
VPH y cáncer: virus de alto y bajo riesgo
Se utilizan los términos de virus de alto o bajo riesgo para
clasificar a los diversos serotipos de papilomavirus según la mayor o menor
capacidad que tienen de provocar la transformación maligna de las células que
infectan, degenerando en una neoplasia o cáncer.
La actividad transformadora del virus se debe a la acción de
dos proteínas constitutivas llamadas oncoproteínas E6 y E7, que
interactúan con una gran variedad de receptores que participan en diversos
procesos biológicos, como la muerte celular programada o apoptosis, y la
división, proliferación y diferenciación celular, entre otros.
Los serotipos de virus de papiloma humano de alto riesgo incluyen
el 16 y el 18, que causan aproximadamente el 70% de los cánceres
cervicales. Otros virus de alto riesgo son 31, 33, 35, 39, 45, 51, 52, 56,
58, 59, 68, 73 y 82.
Los serotipos considerados de bajo riesgo son los papilomavirus
6 y 11, que causan alrededor del 90% de las verrugas genitales, que
rara vez se convierten en cáncer. Las verrugas genitales pueden parecer
protuberancias o crecimientos que a veces tienen forma de coliflor. Pueden
aparecer semanas o meses después de la exposición a una pareja sexual
infectada.
Causas y
formas de transmisión del VPH
El virus del papiloma
humano pertenece a una familia de virus llamada Papillomaviridae, cuyo único género es el papillomavirus; se trata de virus
de ácido ácido (ADN) de doble cadena, que infectan de forma preferencial a las
células de la piel
y el epitelio de las mucosas (genitales, ano, boca o vías respiratorias).
De los 100 tipos de papilomavirus conocidos, unos sesenta
tipos producen verrugas en áreas tales como las manos o los pies, y se
transmiten persona a persona por contacto directo con estas lesiones. Los otros
tipos de virus, alrededor de cuarenta serotipos, se transmiten sexualmente,
presentando afinidad por las membranas mucosas del cuerpo, como las capas
húmedas alrededor de las zonas anal y genital.
En resumen, la infección por el papilomavirus puede
transmitirse por contacto con la piel de genitales externos infectados, las
membranas mucosas o fluidos corporales, y a través del coito y del sexo oral.
Entre los factores que aumentan el riesgo de infectarse con
una enfermedad de transmisión sexual como el papilomavirus encontramos:
- Tener
múltiples parejas sexuales.
- Tener
alto riesgo social por mantener relaciones con parejas promiscuas.
- Mantener
contacto sexual sin protección o sin utilizar condones. Sin embargo, hay
que aclarar que el papilomavirus puede infectar la piel que normalmente no
está cubierta por el condón,
por lo que el uso del mismo no protege al cien por cien. Además, muchas
personas son portadores asintomáticos, por lo que la pareja sexual no
puede darse cuenta del riesgo de propagación del virus.
- Tener
un sistema
inmunológico deprimido.
VPH en la
mujer: síntomas y enfermedades asociadas
El VPH puede no manifestar síntomas y, en
muchas personas, no llega a causar problemas de salud, sino que el virus es
eliminado por el sistema inmune
del organismo. Sin embargo, cuando la infección por VPH no se cura, y
dependiendo del tipo de virus involucrado (tal y como explicamos en el apartado
anterior), puede provocar desde verrugas genitales, hasta enfermedades graves,
como diversos tipos de cáncer.
A continuación se describen los síntomas y la
evolución de estas patologías en ambos sexos.
En las mujeres, el papilomavirus puede provocar la aparición
de verrugas genitales, que
pueden ser de diversos tamaños –planas o elevadas–, y que el médico puede
observar a simple vista. Si no se sigue ningún tratamiento, con el tiempo estas
verrugas pueden desaparecer, permanecer inalterables, o crecer y multiplicarse.
Cáncer de cérvix o
de cuello uterino
La evolución del cáncer
de cuello de útero supone el desarrollo progresivo de varias etapas.
Primero las células epiteliales del cuello uterino presentan ciertas
anormalidades histológicas conocidas como neoplasia intraepitelial cervical
(NIC) o, lo que es lo mismo, displasia leve; luego ocurre la displasia
moderada; en tercer lugar, ocurre la displasia severa o carcinoma in situ y,
finalmente, un cáncer invasor.
Varios estudios epidemiológicos han demostrado que
aproximadamente el 85% de las displasias severas presentan el ADN del
papilomavirus, y el 100% de los cánceres invasores de cérvix presentan el
virus.
Fases de la
Infección
- Infección latente: el
papilomavirus se encuentra infectando las células o tejidos, los cuales
son aún aparentemente normales y el paciente carece de manifestaciones
clínicas; aun así el virus está presente y solo puede ser detectado
mediante técnicas de biología molecular como la reacción en
cadena de la polimerasa (PCR).
- Infección subclínica: el
papilomavirus ha causado pequeños cambios microscópicos en las células
epiteliales del cuello uterino o cérvix; esto se conoce como cambios
coilocíticos o displasia, que se pueden evidenciar en las citologías
de rutina o en una biopsia del tejido afectado. En esta fase de la
infección la presencia del virus se puede detectar también
macroscópicamente en un examen ginecológico de rutina mediante el empleo
de una solución con yodo o con ácido acético; si se observan cambios de
coloración es altamente probable la presencia de una lesión premaligna.
- Infección clínica: caracterizada
por la presencia de tumores malignos; el virus es capaz de multiplicarse
rápidamente, pudiendo causar infección de otros tejidos vecinos.
Cáncer de vulva
El cáncer de vulva es una entidad poco frecuente, que
constituye el 4% de cáncer ginecológico. Se caracteriza por la formación de
células tumorales en los tejidos de la vulva, generalmente en los labios
mayores. La infección por papilomavirus y la edad avanzada aumentan el riesgo
de sufrir esta enfermedad.
Entre los signos y síntomas del cáncer de vulva destaca la
presencia de una lesión tipo nódulo o úlcera, prurito o escozor, irritación,
sangrado, e hipersensibilidad en el área vulvar; así mismo pueden presentarse
síntomas más característicos de las infecciones
urinarias bajas, como la disuria
Cáncer de vagina
El principal tipo histológico de cáncer de vagina que está
relacionado con la infección persistente por el papilomavirus es el carcinoma
de células escamosas; se ha reportado que el virus es el responsable del 70% de
los casos. Este tipo de cáncer es más frecuente en mujeres hispanoamericanas,
de raza negra, y en mayores de 60 años.
Al inicio de la enfermedad las pacientes se encuentran
asintomáticas, pero a medida que avanza suele presentarse sangrado vaginal
intermenstrual, especialmente tras el coito. El síntoma más frecuente que
presentan las pacientes con cáncer de vagina es, pues, el sangrado, que puede
aparecer tras el coito, entre reglas, antes de la pubertad, o después de la menopausia. Otros síntomas,
que se manifiestan también en otro tipo de patologías, por lo que no son tan
específicos, son: dificultad o dolor para orinar, y dolor durante el coito o en
la región pélvica.
VPH en el
hombre: síntomas y enfermedades asociadas
Aunque la mayoría de
los hombres infectados con el virus del papiloma no presenta síntomas, el VPH
también puede causar verrugas genitales
en los hombres, al igual que en las mujeres. Las verrugas pueden ser únicas o
múltiples y tener diversas formas: de coliflor, con relieve o planas, y suelen
aparecer alrededor del ano, en el pene, en la piel que cubre los testículos
(escroto), en la región inguinal, en los glúteos, o en los muslos. Las lesiones
pueden aparecer en un tiempo que va desde semanas a meses después del contacto
sexual con la persona infectada.
Es importante que los hombres entiendan cómo reducir los riesgos de infección por este virus, ya que puede aumentar el riesgo de contraer cáncer genital, aunque esto no sea lo más frecuente.
Cáncer anal y cáncer
de pene
Se han descrito en la literatura cerca de treinta serotipos
de papilomavirus asociados al cáncer anal y cáncer de pene, aunque son
patologías poco frecuentes en hombres inmunocompetentes. La Sociedad Americana
del Cáncer estima que para el año 2012 alrededor de 1.570 hombres en los
Estados Unidos serán diagnosticadas de cáncer de pene y unos 2.250 hombres
podrían ser diagnosticados de cáncer anal. El riesgo de padecer cáncer anal es
aproximadamente 17 veces mayor en los hombres homosexuales y bisexuales
sexualmente activos, que en los hombres que tienen relaciones sexuales sólo con
mujeres. Así mismo, los hombres con infección por el virus de
inmunodeficiencia humana (VIH) también están en mayor riesgo de contraer
este tipo de cáncer.
Los otros serotipos de papilomavirus rara vez causan cáncer
en los hombres, produciendo únicamente verrugas genitales, cuyo diagnostico
debe ser realizado por el médico especialista (urólogo), que debe comprobar
visualmente el área genital del hombre, y posteriormente aplicar una solución
de vinagre o ácido acético para ayudar a identificar la presencia del virus,
pero la prueba no es 100% fiable, ya que a veces piel normal es erróneamente
identificada como una verruga.
No está claro si los hombres que están infectados con
papilomavirus en el pene son más propensos a tener cambios precancerosos o
cancerosos que los hombres que no están infectados. Esta suposición surge por
el poder de transformación oncogénica del virus, que induce cambios en las
células.
Papilomavirus y
cáncer orofaríngeo
Se estima que alrededor del 7% de los adultos en Estados
Unidos tienen infección oral con papilomavirus, siendo el serotipo más
frecuente en este caso el VPH 16,
el mismo tipo que produce un porcentaje significativo de cáncer de cuello
uterino. Estudios recientes pronostican que para el año 2020, habrá más casos
de hombres con cáncer
en la boca en relación con infección por papilomavirus, que casos de
mujeres con cáncer de cuello uterino.
Hace escasos diez años se pensaba que el tabaco y el alcohol
eran la causa principal de la mayoría de los casos de cáncer orofaríngeo (un
tipo de cáncer en la boca, que afecta sobre todo a la base de la lengua y la
parte posterior de la boca, incluyendo las amígdalas).
En un esfuerzo por comprender mejor el papel de la infección
oral por papilomavirus y cómo afecta al riesgo de padecer cáncer
de cabeza y cuello, el investigador norteamericano Dr. Gillison y su grupo,
analizaron muestras de enjuague bucal de un grupo de personas con edades
comprendidas entre los 14 y los 69 años durante el período 2009-2010.
Entre los hallazgos principales encontraron que el 10,1% de
los hombres y el 3,6% de las mujeres tenían evidencia de infección oral por
papilomavirus; que la infección oral por papilomavirus 16 fue aproximadamente tres veces más común en
hombres que en mujeres; que la infección oral es menos común en personas sin
antecedentes de contacto sexual; y que las personas con mayor número de parejas
sexuales tendían a tener el mayor riesgo de infección oral por el virus.
Diagnóstico
de la infección por VPH
El diagnóstico de la
infección por VPH (virus del papiloma humano) se realiza con las siguientes
pruebas:
- Examen macroscópico: comprende la
observación directa de las verrugas genitales; se puede utilizar ácido
acético, que tiñe de blanco las lesiones. Así mismo, se observa mediante colposcopia del cuello uterino y la vagina,
previamente teñida con yodo o ácido acético.
- Examen microscópico: observación de
células sospechosas con cambios coilocíticos en citologías de cuello uterino y vagina en mujeres,
usando la tinción de Papanicolaou. Se pueden tomar biopsias de lesiones
sospechosas, o incluso de vegetaciones o verrugas genitales, tanto de
hombres como de mujeres, y enviar las muestras a una sección de anatomía
patológica para su análisis.
- Detección directa del material genético
del virus por técnicas de biología molecular, que amplifican el ADN del
virus y permiten la identificación de los distintos serotipos.
Tratamiento
de la infección por VPH
El tratamiento de la infección por VPH (virus
del papiloma humano) puede variar dependiendo de varios factores, entre los que
se encuentra el tipo de lesión (verrugas, lesiones precancerosas o cancerosas),
la localización anatómica de las lesiones, así como el numero de lesiones.
Tratamiento de las
verrugas
El tratamiento de
las verrugas originadas por VPH incluye:
- Aplicación tópica de podofilina al 0.5%
directamente sobre la verruga, que puede ser aplicada por el mismo
paciente dos veces al día durante tres días consecutivos seguido de cuatro
días de reposo, pudiendo repetir el ciclo hasta en cuatro oportunidades.
- Aplicación tópica de Imiquimod al 5%
(Aldara en crema sobre mono-dosis). Este fármaco inmunomodulador actúa
activando las células del sistema inmunológico que atacan y destruyen al virus. Previo
lavado con agua y jabón de la zona, el Imiquimod puede ser aplicado por el
mismo paciente, una vez al día antes de dormir, tres veces por semana, por
un período máximo de 16 semanas. Transcurridas entre seis y diez horas de
acción, el medicamento debe ser retirado de la zona con abundante agua y
jabón. Este tratamiento está contraindicado en el
embarazo. Puede
presentar ligero enrojecimiento de la zona y prurito, posible indicación
de la actividad del sistema inmune.
- Aplicación de ácido tricloroacético al
80-90%: esta sustancia es un ácido muy fuerte que solo debe ser aplicado
de forma tópica con un aplicador en la zona de la lesión por un médico
especialista, repitiendo el tratamiento una vez a la semana hasta eliminar
la lesión.
Otras formas de
eliminación de las verrugas que deben ser realizadas por médicos especialistas
son la crioterapia con nitrógeno líquido, y la eliminación quirúrgica por
electrocoagulación o mediante el uso de láser.
Tratamiento de
lesiones precancerosas de cuello uterino
Sí una mujer con una
lesión precancerosa por papilomavirus recibe el tratamiento adecuado a tiempo
tiene una alta tasa de curación y supervivencia. El abordaje terapéutico de
estas lesiones consiste en:
- Crioterapia: se congela el tejido usando
una sonda metálica que ha sido enfriada con óxido nitroso o dióxido de
carbono que circula dentro de la sonda. Tiene una efectividad que va del
85 al 95%, y solo se emplea en el caso de lesiones pequeñas de
aproximadamente 20 milímetros o menos y que no se extienden dentro del
canal del cuello uterino.
- Escisión electro-quirúrgica por asa:
consiste en la eliminación del área afectada con un asa caliente como el
bisturí, y requiere el uso de anestesia local. Tiene una efectividad del
95% para la eliminación de la lesión.
- Conización en frío con bisturí: consiste
en eliminar el tejido afectado con forma de cono del cuello uterino,
utilizando para ello el bisturí. Aunque ya no es el tratamiento de
elección para lesiones pre-cancerosas, todavía puede utilizarse en casos
de lesiones que no pueden tratarse de otra forma, o cuando se sospecha de
cáncer. Tiene una efectividad del 94%, requiere el uso de anestesia, y
tiene como principal complicación el sangrado de la zona, así como el
riesgo de estenosis (estrechez) del canal del cuello uterino.
Tratamiento de
lesiones cancerosas por papilomavirus
En el caso de que a
una persona se le haya diagnosticado algún tipo de cáncer asociado a la
infección por papilomavirus, la conducta de los médicos especialistas dependerá
de la localización de la lesión y del grado de extensión de la neoplasia. El
tratamiento puede incluir procedimientos quirúrgicos, quimioterapia y radioterapia, entre otros.
Microinmunoterapia
para tratar el VPH
La Microinmunoterapia
es poco conocida entre los médicos sin embargo se está aplicando en el mundo
desde hace aproximadamente unos 35 años con buenos resultados. Nace en 1967
cuando el Dr. Maurice Jenaer descubrió que cuando se administraban los ácidos
Nucleicos (ADN y ARN) en proporciones altamente diluidas a pacientes con cáncer
conseguían estimular su sistema inmunológico y el paciente mejoraba. Desde
entonces se han realizado varias investigaciones y estudios que han hecho
posible el desarrollo de un sistema terapéutico que se emplea en el tratamiento
efectivo de cualquier enfermedad, simplemente cooperando con el sistema inmune.
El Dr. Diego
Jacques, médico especializado en ginecología y obstetricia, medicina
homeopática y medicina prenatal, ha demostrado, a través de una investigación,
que el uso de dosis muy bajas de moléculas que son producidas por el sistema
inmune como las interleukinas desde la 1 a la 17, así como interferón alfa,
anti-HLA DR, y junto con otras sustancias como ciclosporina A, fragmentos ARN y
ADN en dosis muy diluidas, contribuye a la mejora de la efectividad de la
respuesta inmunitaria del organismo frente a la infección por VPH; a esta
fórmula se le ha denominado 2L®PAPI.
Prevención
de la infección por VPH: vacuna contra VPH
Para prevenir la
infección por el VPH (virus del papiloma humano), además de limitar los
factores de riesgo, como evitar la promiscuidad y las relaciones sexuales sin
protección, los especialistas recomiendan la administración de la vacuna contra
el VPH.
La primera vacuna
desarrollada y comercializada para prevenir el cáncer de cuello uterino, las lesiones genitales precancerosas y las
verrugas debidas al papilomavirus, está disponible desde el año 2006 bajo el
nombre de Gardasil, que consiste en una suspensión inyectable de las proteínas
L1 purificadas de cuatro serotipos del virus: 6, 11, 16 y 18.
Gardasil se
administra a pacientes mujeres, con edades comprendidas entre 9 y 26 años, en
tres dosis, dejando pasar dos meses entre la primera y la segunda dosis, y
cuatro meses entre la segunda y la tercera. La vacuna se administra en forma de
inyección intramuscular (inyección en un músculo), preferentemente en el brazo
o el muslo.
La segunda vacuna
está disponible desde el año 2009 y se llama Cervarix. Contiene una suspensión
de la principal proteína antigénica que proviene de la cápside de los tipos
oncogénicos 16 y 18, esta es la proteína L1. Cervarix es una vacuna indicada
para la prevención de las enfermedades causadas por los virus oncogénicos 16 y
18: cáncer de cuello uterino, neoplasia cervical intraepitelial (NIC) 1 y 2,
así como el adenocarcinoma in situ. Su uso está aprobado en mujeres con edades
de 9 a 26 años. La inmunización con Cervarix se realiza mediante la aplicación
de tres dosis de la vacuna por vía intramuscular en la región deltoidea del
brazo a los 0, 1, y 6 meses.
En 2011, el comité
norteamericano de vacunas y el Centro de Enfermedades Infecciosas de Atlanta
(CDC-Atlanta) recomendaron la aplicación de la vacuna Gardasil frente al
papilomavirus a pacientes varones con edades comprendidas entre los 11 y 21
años, extendiéndose la edad de vacunación hasta los 26 años en el caso de
homosexuales y hombres con el sistema inmunológico deprimido.
En diciembre de 2014
la Organización Mundial de la Salud (OMS) presentó la nueva versión de la guía Control
integral del cáncer cervicouterino - Guía de prácticas esenciales, en la
que recomienda administrar a las niñas de entre 9 y 13 años dos dosis de la
vacuna frente al papilomavirus porque esta pauta de vacunación resulta igual de
eficaz que la de tres que se realizaba hasta esta fecha y, de este modo, se
facilita la administración de la vacuna y se reduce su coste.
Preguntas
frecuentes sobre la vacuna contra el VPH
Resolvemos tus dudas acerca de las preguntas
frecuentes sobre la vacuna contra el VPH:
¿Cómo actúa la
vacuna frente al papilomavirus?
Todos los virus del
papiloma tienen una cubierta o "cápside" formada por proteínas, entre
ellas se encuentra la proteína L1. Estas proteínas se producen por técnicas de
biotecnología o tecnología de ADN recombinante, siendo elaboradas por una
levadura que ha recibido un gen (ADN) que le permite sintetizarla. Ambos tipos
de vacuna contienen la proteína L1, la cual tiene poder antigénico, lo que
significa que es capaz de inducir una respuesta inmunológica de protección
frente al virus mediante la producción de anticuerpos. La vacuna contiene
también un "adyuvante", un compuesto que contiene aluminio, para
estimular mejor la respuesta del sistema inmune.
¿Cuánto tiempo
protegen las vacunas contra el VPH?
Los científicos aun
están trabajando para determinar cuánto tiempo se mantiene la protección frente
al papilomavirus. Los primeros resultados sugieren que podría ser de más de
cuatro años, pero no existen datos suficientes para afirmar que podría durar
toda la vida. Es por ello que se están llevando a cabo estudios para conocer si
serán necesarias dosis de refuerzo.
¿Es efectiva la
vacuna en personas ya infectadas con papilomavirus?
Estudios recientes
realizados con las vacunas Cervarix y Gardasil en mujeres infectadas han
demostrado que la aplicación de la misma no fue efectiva para tratar las
lesiones ya instaladas causadas por el virus. Sin embargo, podrían obtener un
beneficio de protección inmune residual frente a los otros serotipos de virus
incluidos en las vacunas.
¿Cuáles son los
efectos secundarios de la vacuna contra el VPH?
En los estudios, los
efectos secundarios más frecuentes observados en más de un paciente de cada
diez han sido fiebre y reacciones en la zona donde se ha aplicado la inyección,
como enrojecimiento, dolor e hinchazón. Otros efectos secundarios reportados
con menos frecuencia son: pérdida de la conciencia, mareos, náuseas y dolor de
cabeza.
Las vacunas no deben
usarse en personas que sean hipersensibles o alérgicas al principio activo o a
cualquiera de los demás componentes del medicamento. Si un paciente muestra
signos de alergia tras una dosis de la vacuna, no debe recibir más dosis. La vacunación
también deberá posponerse en las personas enfermas con fiebre alta.
¿Qué estudios se han
realizado sobre las vacunas?
Los efectos de
Gardasil y Cervarix se comprobaron primero en modelos experimentales antes de
estudiarse en seres humanos. En los principales estudios realizados
participaron más de 20.000 mujeres con edades comprendidas entre los 16 y lo 26
años, comparándose con un placebo (vacuna ficticia que no induce respuesta
inmune). En los estudios se incluyeron mujeres que presentaban verrugas
genitales, lesiones genitales, o crecimiento anómalo de células en relación con
la infección por el papilomavirus.
Recomendaciones
de la Asociación Americana de Pediatría para la aplicación de la vacuna contra
el VPH
A continuación se
detallan las recomendaciones de la Asociación Americana de Pediatría referentes
a la administración de las vacunas contra el papilomavirus, actualizado en marzo de 2012:
- Niñas entre los 11 y los 12 años deben
ser inmunizadas de rutina con tres dosis, administradas intramuscularmente
a los 0, 1 a 2 meses, y 6 meses. Las vacunas se pueden administrar a
partir de los 9 años, a discreción del médico tratante. En diciembre de
2014, la OMS aconseja que la vacuna se administre en dos dosis, por
considerar que esta pauta es igual de efectiva que la anterior.
- Niñas y mujeres entre los 13 y los 26
años de edad, que no han sido inmunizadas previamente, o que no han
completado el esquema completo de vacunación, deberían completar las
dosis.
- Niños entre los 11 y 12 años deberían
inmunizarse de rutina con tres dosis de Gardasil, administradas
intramuscularmente a los 0, 1 a 2, y 6 meses. La vacuna se puede
administrar a partir de los 9 años, a discreción del médico tratante.
- Todos los niños y hombres entre los 13 y
21 años de edad, que no hayan sido inmunizados previamente o que no han
completado el esquema completo de vacunación, deberían recibir la vacuna
Gardasil.
- Hombres entre los 22 y los 26 años de
edad que no han sido inmunizados previamente o que no han completado las
dosis pueden recibir la vacuna Gardasil. Modelos de costo-beneficio
justifican recomendaciones más fuertes en este grupo etario.
- Se deben realizar esfuerzos especiales
para inmunizar a hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, hasta
la edad de 26 años, que no han sido inmunizados previamente o que no han
completado las dosis.
- La actividad sexual previa no es una
contraindicación para la inmunización contra VPH o para completar el
esquema de dosis. Pacientes infectados con 1 serotipo de VPH todavía
podrían obtener beneficio de protección contra alguno de los otros
serotipos presentes en la vacuna. Pruebas para identificar exposición
previa al VPH no son recomendables. La vacuna se puede administrar cuando
una mujer presenta un examen de Papanicolaou anormal o equivocado. No se
conoce ningún efecto terapéutico (como sí profiláctico) benéfico de la
aplicación de la vacuna.
- Personas infectadas con VIH de ambos sexos,
desde los 9 hasta los 26 años de edad, que no han sido inmunizados
previamente o que no han completado el esquema completo de vacunación,
deben recibir o completar sus esquemas con Gardasil.
- Las vacunas contra el VPH se pueden
administrar concomitantemente con las demás vacunas del esquema de
vacunación recomendado para cada país.
- La vacuna contra el VPH se puede
administrar en estas circunstancias especiales: a) Cuando un (a) paciente
se encuentra inmunocomprometido (con defensas de su organismo bajas), ya
sea por medicamentos o enfermedad. b) Cuando una paciente se encuentra dando
lactancia.
- La vacuna contra el VPH no se recomienda
durante el embarazo. El
médico debe informarse acerca de la posibilidad de embarazo en mujeres
sexualmente activas, pero no se requiere una prueba de embarazo antes de
iniciar el esquema de inmunización. Si una paciente que inició el esquema
de vacunación se queda embarazada, las dosis subsiguientes deben
posponerse hasta el término del embarazo. Es recomendado que las mujeres
que se quedan embarazadas durante la aplicación del esquema sean
reportadas a los registros que se han desarrollado para obtener los datos del
resultado de la vacunación.
- Debido a que la vacuna contra el VPH no
previene la infección de todos los serotipos de alto riesgo, las
recomendaciones del cribado para cáncer cervical (por ejemplo la prueba de
Papanicolaou) deben continuar en mujeres que han recibido la vacuna contra
el VPH.
- La administración de la vacuna contra el
VPH no debe modificar las recomendaciones actuales para el uso de métodos
de barrera para la prevención de la infección por VPH y demás enfermedades de transmisión sexual. Como tampoco debe modificar las
discusiones sobre las decisiones saludables de actividad sexual,
incluyendo el uso de condón y la abstinencia.
- La inmunización contra VPH de niños
desde los nueve años de edad y mayores debería cubrirse por todos los
seguros de salud públicos y privados.
Contraindicaciones:
la vacuna Gardasil no debe aplicarse a personas con historia de
hipersensibilidad inmediata a la levadura o a mujeres embarazadas.
Precauciones: la
inmunización debería retrasarse en personas con enfermedad moderada o aguda.
Dado que el síncope puede ocurrir en adolescentes después de administrarles la inyección y se
ha reportado tras la vacunación contra VPH, él o la paciente que recibe la
vacuna debería sentarse o permanecer acostado durante 15 minutos después de la
administración de la dosis.
Fuente:
American Academy of Pediatrics. HPV Vaccine Recommendations. COMMITTEE ON INFECTIOUS
DISEASES (artículo original).
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